Con junio llega la temporada de ciclones y huracanes. Días de lluvia, viento y bochornos en la Angelópolis; sin embargo, cada mañana hay una estampa diferente, efímera. El bordado es caprichoso e invita a romper la monotonía de estar frente a una pantalla y alzar la mirada por unos minutos.
Muchos ignoran el paisaje, pasa desapercibido, quizás el trajín diario los absorbe y no les permite contemplarlo; otros observan la escena un par de segundos, como doña Refugio, una persona de la tercera edad y oriunda de Huejotzingo, quien espera la combi para trasladarla al centro de salud.
En la parada del autobús todos guardan silencio, su smartphone los ‘secuestra’. Sin embargo, antes de abordar rompe el silencio y musita: «Recuerda hijito, cuando hay nubes aborregadas es señal de que va a temblar, pero no se espante, mejor disfruten el paisaje».
Su comentario atrae la atención de forma inmediata. Después de contemplar el cielo un par de minutos, doña Refugio abordó de la Ruta 11, para perderse en la vorágine de las calles de Puebla. Sin embargo, logró su cometido más de cinco voltearon sus miradas a contemplar aquella escena y por qué no capturar el momento.


